Diario de un clown de hospital

Melodías para el corazón

El día de antes de trabajar con Jimena (Doña Urgencia) le pido que se lleve el tambor. La potencia de los sonidos bajos de este instrumento parece incrementarse dentro de las paredes del hospital, conectando automáticamente a “Tierra” a quien lo escucha. La combinación de éste con los acordes de la guitarra y la melodía de la voz hace una mezcla muy especial… un regalito que nos hace bien compartir desde la ingenuidad de nuestros payasos.

Impresionante este efecto en Andrés de 13 años y con una PCI (parálisis cerebral infantil) producida por un accidente de tráfico… impresiona no sólo por el niño (su atención, su mirada…), sino también por su madre que escucha y mira emocionada a su hijo.

Cuando acabamos la canción dejamos ese espacio de silencio re-confortable y necesario… nos miramos un segundo y sin decir nada comenzamos otra.

La música ayuda a crear un nuevo espacio donde el tiempo parece detenerse y la habitación deja de tener techo.

La canción va llegando a su fin… poco a poco, sin prisas, ralentiza y afianza estas sensaciones hasta que el silencio llega como un bálsamo… dulce y sosegado… no decimos nada… Doña Urgencia acaricia la mano del niño y salimos despacio… casi como equilibristas que no quieren que la cuerda se mueva un milímetro… la mirada de la madre nos dice “Gracias” desde algún lugar que parece profundo… El silencio es respetuoso… y roza lo sagrado… Allí dentro quedan madre e hijo… y los ecos de una música que se posa y reposa dando el tiempo a ser asimilada… con el corazón…

Luka Soriano (Enfermero Baldomero)

Enfermero Baldomero con camisa lila y corbata de pandas