Aquel fue un momento delicado. Vimos a una niña de 3 años en el Hospital General de Castellón, que había sido diagnosticada de una enfermedad grave del corazón: podía morir en cualquier momento. Nos dijeron que se ponía mala cuando se enojaba. Entramos en la habitación para cantarle una canción y para que “conejita”, la marioneta de mi compañera, la saludara. Ella observaba tranquila y feliz desde su cama. Sus padres se emocionaron. Nos despedimos y salimos. Al cabo de unos minutos los padres también salieron con la niña en brazos. La pequeña lloraba, quería a las payasas… Mi compañera Esparadrapa (Elena Donzel) y yo reaccionamos de un salto e inmediatamente le cantamos algo para que se calmara. Menos mal. La nena se tranquilizó y prometimos ir a visitarla de nuevo más tarde. Continuamos con el resto de visitas. Cuando acudimos, la nena estaba dormida. Le dejamos una pegatina de regalo. Su madre, entre lágrimas, nos agradeció todo. Nos dijo que estaba feliz porque había logrado que una pareja de nuestros compañeros acudiera al cole de la nena tras haber participado en la campaña de venta de nuestros calendarios solidarios. Mientras nos marchamos nuestro corazón se hizo pequeño al ver el amor de esta mamá.
Haydee Bañales (Auxiliar de limpieza Pía)