Diario de un clown de hospital

Esa media sonrisa…

Cada semana, o incluso cada día, al acudir regularmente durante todo el año a visitar los mismos hospitales, vamos acumulando anécdotas sin parar que te llegan al corazón. Recuerdo una que, a pesar de los años que ya han pasado, me conmovió de una manera especial.

Llevábamos 4 semanas visitando a un niño oncológico de 3 años que nunca habíamos conseguido hacer reír. Siempre llegábamos a su habitación en el momento que su madre se había ido a tomar un café, con lo cual el pequeño estaba solo durante nuestras visitas. A nuestra llegada nos miraba atentamente, pero no tenía ningún tipo de reacción. Incluso, en algunas ocasiones, mi compañera y yo, probando diversas tonterías y ocurrencias, nos hacíamos reír entre nosotros, pero el pequeño ni se inmutaba. Seguía atento, pero sin manifestar ninguna expresión.

La compañera payasa que me acompañaba se cansó y se desanimó, a la 3ª semana desistió a entrar en su habitación aislada. Yo, sin embargo, sentí que tenía que seguir insistiendo. Entraba en su cuarto, lo saludaba, me instalaba en una silla y comenzaba a tocar algunos temas musicales con mi guitarra. Kevin, así se llamaba el niño, permanecía serio.

Las enfermeras empezaron a comentarme que el niño me escuchaba con mucha atención, aunque yo no era en absoluto consciente de esta reacción. Hasta que un día, cuando me vio asomar por la puerta, esbozó media sonrisa. Nadie se lo podía creer y por supuesto, yo tampoco. El niño me había reconocido y me sonreía tímidamente. Hicimos una gran fiesta. Esta vez mi compañera sí que se decidió a entrar, las enfermeras también se unieron y comenzaron todas a bailar al ritmo de mi guitarra. Kevin tenía un brillo especial en sus ojos.

Fue algo inédito, maravilloso y mágico. Nunca olvidaré ese día, ese niño ni esa media sonrisa… por muchos años que pasen.

Sergio Claramunt (Dotor Max Recetax)

Max Recetax