Cuando me asomé en la habitación junto a mi compañera Beni Cilina (Núria Urioz), la pequeña Aitana, de 3 años, nos vio y empezó a llorar. Inmediatamente comenzamos a despedirnos con un pañuelo grande rosa. Viendo que empezaba a calmarse, decidimos cambiar de color y sacamos un pañuelo verde. El cambio la relajaba cada vez más. Así que decidimos seguir cambiando para mantener su atención. Pasamos al naranja y como ya no nos quedaban más pañuelos diferentes, fuimos sumándolos hasta terminar con los 3 pañuelos en el aire haciendo malabares. Mientras tanto, ella ya estaba en una especie de absorción total de esas que dejan la boca abierta. Nosotras fuimos haciendo desaparecer uno a uno los pañuelos hasta que apareció uno muy pequeñito que hacía que nuestra voz también fuera más agudita. Ahí soltó su primera carcajada. A partir de ese momento el juego fue: pañuelo grande-voz grave, pañuelo pequeño-voz aguda. De esa manera apareció otro dulce malabar, donde nuestro ritmo y su risa jugaban al equilibrio. Acabamos lanzándonos besos grandes y abiertos desde el pasillo hasta su cama. Fue un gran placer y un enriquecimiento artístico. Hermosa transformación sin palabras y con mucho amor.
Jimena Cavalletti (Doña Urgencia)