Diario de un clown de hospital

¿Agua en el hospital?

Llevábamos un par de meses visitando a Bego, una niña que tuvo una complicación a raíz de una sinusitis: tenía medio cuerpo paralizado. Empezaba el verano y en nuestras intervenciones en el Hospital General de Castellón, ya notábamos el aumento de la temperatura. Aquel día cuando entramos en la habitación de Bego, allí estaba: un bote de plástico repleto de esos globitos de colores que se llenan de agua y con los que todos hemos jugado de pequeños. ¡Nadie puede resistirse a tener en sus manos unas bolas blandas brillantes llenas de agua! Miramos con deseo aquel objeto que hacía estallar de emoción nuestras pupilas. Pero Bego, su mamá, Pía y yo nos preguntabamos si sería posible jugar con tales elementos… ¿Agua? ¿En el hospital?… Todas dijimos: ¡¡¡Sííííí!!! Empezamos a rellenar los globos y mientras se llenaban, la habitación se llenaba también de risas nerviosas, como si estuviéramos planeando una travesura. Una vez llenos, empezó el juego. Comenzamos a pasarnos los globos por los aires, con la tensión que creaba el no querer acabar con la habitación encharcada. Bego, que por su enfermedad no tenía casi movilidad, se sumergió en el juego sin dejar caer ni un solo globo al suelo, aun disponiendo de movilidad en solo la mitad de sus extremidades. Fue una experiencia especial. Reímos mucho y por suerte no cayó ninguno al suelo… Bueno, no en la habitación… pero esa es otra historia.

Elena Donzel (Doctora Esparadrapa)

Payasa Elena con guitarra y cara de sorpresa