Visitamos a Kael, de dos añitos, en el Hospital La Fe. Las enfermeras nos habían dicho que la situación del peque era muy complicada, ya que llevaba dos o tres meses allí, esperando un trasplante. Su mami estaba solita, sin familia y sin apoyos, tenía mucha ansiedad y nos contaban que, sin querer se la transmitía al chiquitín, que estaba temeroso, no sonreía y lloraba enseguida por todo. Mina Mercromina (Asun Cebrian) y yo, entramos con cuidado, suavecito, saludando y con musiquita… y de repente aparece «Conejo» (la marioneta que guardo siempre en el bolsillo), empieza a bailar, le saco la escobilla del WC como si fuera una flor y al olerla Conejo estornuda. Fue entonces cuando Kael, que seguía atentamente los movimientos del conejo, al ver que había estornudado, y que al volver a oler la flor, volvía a estornudar, se puso a estornudar adrede. Si Kael estornudaba, el conejo estornudaba, y otra vez, y otra. Así empezó a repetirlo cada vez más rápido. Se incorporó en el sofá cada vez más excitado, más divertido. Parecía que estaba sacando rabia, estaba controlando la situación, estaba pasándoselo pipa. Luego el conejo se sonó en un pañuelo muuuy largo que volaba y temblaba al sonarse. Nos fuimos despidiendo, pero el pequeño no nos quería dejar marchar, porque comenzó de nuevo a estornudar a propósito como intentando retenernos. Estornudando salimos de la habitación con una sonrisa en la cara, como la de Kael.
Mado Vidal (Camillera Juanola Pastilla)